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Texto

En la serie de vendedores de mercado, sus modelos ya no son indígenas, el mestizaje invade su estructura. Sentadas o de pie, ofreciendo su mercancía, vuelan, como "La bailarina de los pies desnudos"
Fragmento de escrito por: Guadalupe Madero Kondrat

Los muros de una iglesia derruída, vetusta y acribillada por la revolución, me dice:
"... Y la fusilería grabó en la cal de todas las paredes de la aldea espectral negros y aciagos mapas al volver al umbral..."
Fragmento de escrito por: Guadalupe Madero Kondrat
LA ARQUITECTURA DE LA CIUDAD DE MEXICO.
CARPETA CON 12 LITOGRAFÍAS, TEXTOS DE GUADALUPE MADER KONDRAT.
Me quitaron la acequia que pasaba
a los pies de mi escalón que
murmuraban versos de no se quién,
que aquí copiaban. (Plaza de Santo
Domingo, capilla de la Expiración)
Mi compadre, que es parte de estas calles
me dijo que el dolor de los pecados se
lija en las piedras de mi esquina
(antigüa Cámara de Diputados)
Tepito fué mi abuelo y Asunción
me pusieron por rebelde, por
terco, por osado, el que se esca-
pa hasta el azul del cielo.
(Calle de república del Brasil)
Yo quisiera que tú, que me visitas,
atisbaras mi enjambre de
abalorio (Casa de los Condes)( de Eras y Soto.)
Esa torre que tengo a mis espaldas,
es liturgia, grandeza, solemne y
espiritual riqueza. Yo destilo
elegancia, sutileza, inspiración
del bardo, fabricante de sueños y
de endechas. (Bar Alfonso, Ave. 5 de Mayo)
Cuando nací, se me alumbró de antorcha,
hoy me cubre una luz tan opalina
que me sietno morir sin que
sucumba. (Alameda Central)
Estas impertinencias de los autos
interrumpen mi augusta continencia.
Opacan mi color, la luz del cielo
y envidian mi vejez, tan opulenta.
(Edificio de Correos)
Me llamo San Miguel, y estoy
de moda, hay que limpiar
mi barda, mis altares,
¡Que todo brille y se me
encienda el alma!
(Templo de San Miguel, Av. Pino Suárez)
Como barrio me siento viejo y fiero,
sin embargo perfumo mis esquinas
con un santo sudor de jerominas
(Calle de Nicaragua y Brasil)
Hoy me siento feliz, me retrato en la
ñpza de abalorio, Escuché que soy
centro, historia, cuento leyenda
pertinaz y monumento.
(Barrio de la Merced)
Encuentra en tu pasado mi
presente, el futuro es de dos,
el mío y el tuyo
(Calle de moneda)
Artemio-aquel irreverente- se pasaba
las tardes frente al templo, rumiaba
buen humor y resumaba el tiempo.
(Los evangelistas de la Plaza de Santo Domingo).


En Emiliano Zapata, resuelve ideología y su sentir de la revolución mexicana. Una serie de retratos del caudillo del Sur que identifica como briosa nopalera espinosa y lacerante; en carbón ardiente y fragua explosiva; machetes, luz de hoguera, torrente de acero en lava. Rostro lacerado e imprevisto. Revolución latente y volcánica.
Fragmento de texto por: Guadalupe Madero Kondrat.
ENRIQUE ZAPATA
INTERPRETA
A
EMILIANO ZAPATA
Enrique Zapata, con toda la sensibilidad que le da su experiencia multiplicada en su obra, de características universales y que va más allá de las modas, acomete y presenta en cuatro pinturas, su visión de:
Emiliano Zapata: Cuatro cosmovisiones cuatro puntos cardinales opuestos y convergentes de una personalidad tan fuerte y tan cercana a todos los mexicanos.
Emiliano Zapata ha sido motivo, tema constante a todos los pintores mexicanos de el siglo XIX y por ello es tema significativo. Enrique Zapata gana en el respeto que se le ha tenido y cambia su perspectiva, se desprende de lo fotográfico y lo desentraña; prefiere comprenderlo sin estudiarlo, sentirlo.
Lo pinta de dentro hacia afuera, encuentra lo fundamental y lo explota volcánicamente; porque Zapata para zapata es la síntesis de México.
En estas pinturas, cuatro retratos magistrales, salta, se vive el entorno que acuñó al héroe. Hombre bueno y hombre malo, amado y repudiado por sus contemporáneos.
En ella gravitan cuatro siglos de supervivencia indígena siempre amenazada por los hombres que heredan el poder y olvidan al dueño de la tierra que trabaja.
Ahí, está la evocación de Anenecuilco, el lugar donde se arremolina el agua, y la estripe de Emiliano defiende su heredad desde la conquista.
El "Juramento de Zapata", es jura de machetes, jura de venganza y amor al origen; brillo de amargura, violencia y ultraje. Respeto a su comunidad y desprecio al poder que no emane de la virtud. En este juramento, Zapata, el caudillo, rebasa lealtades pesonalistas. Nada medra su convicción.
Enrique Zapata se refiere también a la condición humana de "Miliano" el macho, porque la sensualidad es su segunda pero principal característica. El paisaje y la geografía de Morelos lo provocan: Desde Anenecuilco hasta Cuautla y Cuernavaca impone su derecho a las hembras.
Suave y felino, fecunda todos los alrededores; rompe pudores y cobija liviandades. Es un Amo y Señor. En tratándose de muheres, olvida que es un libertador para sentirse latifundista. Bigote y caballo puntializan su derecho. Desarma socarronamente a las doncellas que le gustan montado en el potro que le obsequia un cura.
Una sinfonía de rojos y sus increíbles tonalidades, recrean la muerte inevitable y la trascendencia del caudillo.
El cuadro, es también Chinameca, el lugar rodeado de traiciones: cinco siglos de historia se disgregan. Emiliano Zapata se convierte en carbones encendidos.
Para Enrique Zapata, Emiliano no es Ave Rediviva; es el fuego mismo, el origen; el lamento inagotable.
CARBÓN Y CENTRO DE LA TIERRA
Texto por: Guadalupe Madero Kondrat
